"El mundo es un libro, y aquellos que no viajan solo leen una página" -San Agustin

Creo que desde que tengo memoria, soñé con viajar por el mundo.
Nunca entendí exactamente de dónde viene esa obsesión, pero siempre supe que me acompañaba desde chica. Cada vez que veía un programa sobre viajes, me quedaba hipnotizada: los paisajes, las culturas, la gente, los colores, las formas de vivir tan distintas a la mía. Con el tiempo, cambiaron los formatos —de la televisión a YouTube, Instagram y ahora TikTok—, pero mi fascinación sigue siendo la misma.

Amo profundamente ver personas que muestran lugares nuevos, comidas diferentes, monumentos, rincones llenos de historia.
Y no puedo explicar la felicidad que sentí la primera vez que viajé. Fue como si el cerebro me explotara. Entendí que el mundo que veía en las pantallas también podía ser mío. Desde entonces, tuve una certeza: quiero recorrer al máximo esta roca flotante en la que vivimos.

Empecé por mi país. Cada provincia, cada excursión, cada viaje me llenaba de emoción. Y todavía tengo un sueño pendiente: conocerlas todas. No quiero irme de este mundo sin hacerlo, porque sin duda, los argentinos tenemos uno de los países más hermosos, con paisajes increíbles y una comida que enamora.

Después la vida me llevó a mi nuevo lugar en el mundo: Estados Unidos.
Primero llegué de vacaciones y, más tarde, para quedarme y llamarlo hogar.
Me sigue sorprendiendo lo fácil que es viajar dentro del país: las rutas, los vuelos, las distancias cortas que conectan ciudades completamente distintas. Tengo tanto que contar de cada estado que conocí, que necesitaría un blog entero solo para eso.

Y claro, todavía sueño con cruzar el charco para el otro lado del mundo…
Ese es el siguiente gran paso.

Viajar, sin dudas, es una de las cosas que más feliz me hace.
Y quizás este texto sea más para mí que para ustedes…
Para recordarme lo afortunada que soy de poder, pasito a pasito, cumplir mis grandes sueños. 🌍💫

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2025–2012=13.